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Un nuevo escándalo religioso/sexual nos salpica, un cura de 74 años ha sido condenado a dos años de cárcel y una indemnización de 30.000 eur por haber abusado de un menor.
El texto de la sentencia no tiene desperdicio, presuntamente el religioso libidinoso abusó repetidas veces del menor entre los años 1998 y 2001, con lo cual llegamos a la conclusión que por lo menos tiene un trienio en esto de los tocamientos.
El acusado entró en “relación de amistad” con la familia del menor, por este motivo “acudía al domicilio asiduamente para el cuidado, formación religiosa y refuerzo en los deberes escolares de los hijos” también indica la sentencia “Con el afán de satisfacer sus instintos libidinosos, primero en casa de la familia y después en la vicaría, llevó a cabo tocamientos [al menor) y obligó al niño a que le tocara” utilizando la excusa de que ello era bueno y sano para el desarrollo corporal, es evidente que el cura seguramente notaría lo del “desarrollo corporal”.
La sentencia contiene alguna frase que no tiene desperdicio, leasé "Se aprovechaba así de las facilidades que le reportaban tales relaciones, convirtiendo un acto cotidiano en instrumento de satisfacción de sus instintos sexuales", la sentencia destaca que "la repetición de esos actos lujuriosos aprovechando idéntica ocasión" obliga a considerarlos como un delito continuado.
El problema está ahora en la parte que atañe al Arzobispado de Madrid de Rouco Varela, que está estudiando recurrir la sentencia, no por el grave problema de la doble moral y los abusos continuados, sino por la parte que afecta directamente al arzobispado, concretamente la que hace referencia al pago de una indemnización por parte del cura condenado a la víctima", pago que la Audiencia hace responsable civil subsidiario al arzobispado y ya se sabe que en esto de las religiones, iglesias y la fe, queda feo hablar de dinero, para eso ya está Hacienda y su casilla famosa.