jueves, octubre 20, 2005

oh baby..........

Me temo que este mes de octubre va a ser muy largo, las noticias, rumores y cotilleos con respecto al embarazo de Doña Letizia, van a ser el tema de periódicos, telediarios, programas de cotilleos, tomates, corazones y hasta hígados.
Ya hemos tenido un primer conato con las contracciones de la princesa de Asturias, todo muy interesante, 3 horas de estancia de madrugada en la Ruber Internacional, para una monitorización, eso si acompañada por su marido que la llevó en coche, como cualquier hijo de vecino, la única diferencia es, que yo tengo un amigo que correspondiendole la Maternidad de O´Donnell, por estar copada por inmigrantes,(me dicen que el 75% de los partos en dicho centro son de extranjeros) tuvo que trasladar a su hija al hospital de Alcalá de Henares y ser atendida en un pasillo, donde permaneció hasta dar a luz.
Me imagino que Sus altezas (sobre todo él, 2 metros de alteza) no tuvieron ese problema, es probable que además sean de Sanitas o Asisa (me inclino más por A-sisa, encaja más con su rango) y por lo tanto no sufran las incomodidades de mi amigo, no me imagino yo a toda una princesa de Asturias, siendo atendida en el pasillo de la Ruber.
Ya se está montando un negocio alrededor de tan "magno" evento, portadas de revistas, alquileres de balcones, azoteas y ventanas, no se muy bien para que, yo alquilaria un puesto en el paritorio en todo caso, luegon vendrán las medallas conmemorativas, las placas, dedales, fotos y demás "merchandising royal".
Nos queda por sufrir los reportajes en plan pelota de las cadenas de televisión, las ediciones especiales de Hola, Diez Minutos, Lecturas y demás, a los tertulianos expertos en la realeza explicandonos la orden de sucesión, el arbol genealógico, el geneailógico y como hay que modificar la constitución si nace niña, para que pueda ser heredera de pleno derecho.
Luego las felicitaciones, los curiosos que se irán hasta la puerta de la Ruber a cotillear, aplaudir y lanzar vítores, sufriremos a la clásica "maruja" con el comentario de "estoy igual de feliz que si fuera mi nieto/a" o la que lleva unos patucos confeccionados por ella misma para regalar a los felices padres.
Veremos a sus majestades, a las infantas, marichalares, urdangarines y demas explicarnos que contentos están de que no se les acabe el chollo.
Al final creo que prefiero el eclipse, la gripe aviar o incluso el Estatut..... y eso si que es un parto en toda regla!!!!





2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

11:18 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nunca he tenido muy claro si prefiero monarquía o república. No me gustan los cargos hereditarios pero tampoco me atrae que el Jefe de Estado pertenezca a un partido político; preferiría poder elegirlo pero no entre un catálogo limitadísimo de líderes, ¿por qué no entre el amplio abanico de sabios españoles? Y digo amplio sin tener idea de cuál es su número, pero digo yo que, al menos, habrá un uno por millón, a todas luces suficiente... Y sabio quiere decir culto e inteligente, con unas cuantas certidumbres y un montón de dudas, honesto y solidario, tranquilo y apasionado, y a ser posible, guapa y... con contrato temporal, y si nos gusta se le renueva tantas cuantas veces haga falta, y si es todo eso que he dicho y marcha bien que proponga diez o veinte como él cuando esté ya harto de españolitos y estas vainas...

Pero, no era de monarquías de lo que quería hablar, sino de niños que nacen, o nacieron. Y pienso, ¡qué pena!, vástago de príncipe, nieto de rey, y ya acosado por miles y miles de vociferantes personajillos, expertos en nada, diplomados en maledicencias varias, vociferantes la mayoría, para Juan Cueto y para mí enterrados ya en compañía de la televisión analógica que, en cumplimiento anticipado de los designios del gobierno, hemos desterrado de nuestras vidas. Y recuerdo como el presente la llegada de nuestros cuatro niños (de mi mujer, sobre todo, y míos). Con Víctor, el primero, nos fuimos a Nuevo Parque casi un día antes de que naciera, rompió aguas demasiado pronto, y le dolieron los riñones de forma horrible a su madre, y una comadrona (yo pensé que sin entrañas, realmente, repleta de cariño y de experiencia) me enseñó como podía aliviar los pinchazos continuos, azotándola con las palmas de las manos, y no fui capaz, por ignorante. Y cuando nació, su madre ya no volvió a dolerse, que se le derretía el alma, y yo me enamoré del niño, como luego hice con sus otros tres hermanos, después, más tarde, les quieres un montón, eso siempre, pero enamorado, lo que se dice enamorado, los tres primeros días, hasta que vuelves a casa. Y con Luz, la segunda, nos pasamos de tranquilos, y a punto estuvo de nacer sin llegar a la clínica. Y Pilar, la tercera, nació casi sin que nadie la atendiera, que tenía prisa por asomarse al mundo. E Inés no quiso esperar a que volviese de viaje, aunque su madre me dijo una hora antes del acotecimiento, tranquilo, que hoy no va a ser (claro, eran las once y cuarto de la noche y nació a las doce y cinco, ella nunca ha dejado de estar en lo cierto) Y me paré a comer un bocadillo y cuando llegué, ya estaba, y yo enamorado nuevamente. ¿Y sabes lo terrible de los reyes?, que no les dejan que se enamoren, no tienen tiempo, y ¡ay de ellos si así lo hicieren!, habrís siempre algún deslenguado tertuliano que vería indicios, y lo comentaría a voz en grito, de cualquier tipo de desvío... Porque mi mujer y yo tuvimos cuatro hijos, y los compartimos no sólo entre nosotros, con muchos familiares y amigos, pero nos enamoramos de ellos, ellos percibieron durante esas ochenta o cien horas nuestro cálido aliento en sus caritas de niño, y fueron felices. Después les queremos un montón, pero ya no es una cuestión de enamoramiento, lo siento. Y los príncipes no van a tener ni esos cuatro días. ¡Qué pena! (para qué ser príncipe).

Un abrazo.

4:11 p. m.  

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