jueves, octubre 27, 2005

shinny happy people..........

Nunca he entendido cierta crispación que se produce en la sociedad como consecuencia de noticias, acciones o proyectos de futuro que nuestros queridos políticos se traen entre manos.
El tema del "Estatut" ya apesta, es un tema que carga, nos acostamos oyendo hablar a, y de Maragall, Carod y su troupe, nos levantamos con las replicas de Rajoy, Bono y sus "airgamboys", y a todo esto los ciudadanos de a pie, seguimos teniendo que ir a nuestros trabajos, colegios, tiendas etc como cualquier otro dia, cosa que seguirá ocurriendo en el futuro, sea o no Euskadi, Catalunya o Torrelodones (que rima con estantería) independientes.
Lo de hoy ya es para nota, la FAES, que debe venir de FAESTIDIAR, que es a lo que se dedica nuestro queridisimo ex, Jose María Aznar, que como tod@s l@s ex no paran de faestidiar, ha hecho público un estudio sobre el tema del "Estatut" y la verdad que han llegado a unas conclusiones cuanto menos curiosas.
Entre otras nos intentan asustar con analisis del tipo: "legaliza el aborto y el asesinato piadoso" no se que es un asesinato piadoso, si asesinas a alguien es más bien un crimen no un acto de piedad, a no ser que seas Pinochet, Videla, Castro o incluso Idi Amin que en un acto de extrema piedad se los "zampaba" ,con lo cual ya me chirria y me produce recelo el estudio, sobre el aborto que puedo decir, soy un defensor a ultranza del aborto libre, allá cada cual con sus actos y su conciencia, solo que hay que regularlo.
Dice también que va a tener compentencias sobre el tiempo libre y como es necesario poner un ejemplo, nos vuelven a amenazar con "hacer gimnasia como los chinos, todos a la vez" y lo relacionan con la época de Mao, debe ser que los chinos ya no hacen gimnasia, y si la hacen es cada uno por su lado, a lo mejor lo que pretende Maragall y sus "colegas" es pagarnos las copas, entradas a espectáculos, etc.
Argumenta que el modelo de justicia es "subsceptible de corrupción" ¿y cual no?, La Generalitat, "expedirá documentación oficial como los pasaportes y los documentos de identidad" , ¿y que? ¿cual es el problema?.
Más conclusiones rocambolescas: alguna tan exótica como el de "gozar del paisaje en condiciones de igualdad, que hará que lo que disfruten los ciudadanos dependa del lugar de nacimiento", aqui está claro que faltan aclaraciones, seguramente se refiere a afiliados a la ONCE.
Tambien que van a asumir la raza de sus inmigrantes, ¿y no lo hacemos ya en el resto de España? ¿aceptamos igual a un subsahariano que a un sueco?
Como todo estudio tiene una parte folclórica, dice que abre la puerta legal para la futura ampliación del matrimonio a uniones poligámicas como las que autoriza la religión islámica, me imagino que será para ambos sexos, con lo cual o una de dos: los que están contentos con su matrimonio votarán a favor (les da la opción de ampliar) y a los que les ha ido mal, estarán en contra (2 o 3 bruj@s más, con las consiguientes suegras es mucho)
Yo como me considero un tipo práctico, analizo todo este jaleo desde mi perspectiva y experiencia mundana, no me dejo manipular por mediocres que recomiendan no consumir productos catalanes y viceversa, a mi me encanta Catalunya y su butifarra y fuet, me vuelve loco Euskadi y su gastronomía, Asturias y su fabada son mi pasión, Galicia a pesar de la parte "profunda" que voy a decir de sus productos de mar, de Madrid al cielo con un buen cocido entre pecho y espalda (a pesar de Gallardón que nos acerca al infierno), Extremadura, Salamanca, Huelva y sus ibéricos etc etc etc
Bueno lo dejo aqui que me está entrando un hambreeeeeeeeeeeee............

7 Comments:

Blogger indah said...

Yo no soy monárquica, soy liberal, y al estatuto de Cataluña le podían dar unas pocas morcillas (de las que se usan para la fabada de mi tierra). En lo que estoy de acuerdo contigo es en que ser mujer en este país tan machista, como bien dices tú, es un asco, pero no estoy de acuerdo en que no nos vamos a dejar gobernar por una Reina ¿y por qué razón?, ¿no nos estamos dejando gobernar por una panda de iluminados fundamentalistas? Amos, que... declararse uno en el siglo XXI, rojo... hay que ser antiguo, y desde luego que yo no quiero que sea "mi justiciero"; se la haga (la justicia) a su Sonsoles y a mí que me deje en paz con sus utopías. Nos ha fastidiado. Puff, desde luego no puedo comprender moody, cómo -si has leído el estatuto, yo sí, bueno, me faltan unas cuantitas páginas, pero he leído tal sarta de tontería... que ya- te puede parecer bien. Es igual, total es cuestión de cambiar ya no la bandera española, que no está, sino lo que han cambiado: el retrato del Rey Don Juan Carlos, por el retrato del señor Maragall. Iluminados, pandilla de iluminados.

A mí que me olviden. Paso. Pero vamos, que paso. Y si viene un okupa con un pistolón a sacarme de mi casa, pues mira, espero que sea de los escrupulosamente limpios y friegue, pinte, abrillante, y todo lo demás. Y cuando la guardia civil decida echarlos pues eso que me ahorro: limpiar.

Realmente no comprendo. No puedo comprender. ¿No se analizan las cosas? Yo tengo casi un sobresaliente en lógica. Y como la uso, no me queda más remedio que pensar que alguien parte de premisas erróneas, porque si no es así es que yo estoy loca.

Y es cierto el Estatuto apesta. Apesta desde el primer momento, y si tienes tiempo pregúntate -seriamente, asépticamente- quién está provocando la crispación en España.

Ahora bien, si lo que te gusta es que dirijan tu vida hasta en el más mínimo detalle (me pega que no), pues ánimo, a por el Estatuto.

9:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

He leído "Shinny happy people..." varias veces, así como el comentario de Indah, y no he conseguido ordenar lo suficiente mi pensamiento para escribir una contestación que se entendiese. Pero a todos los vagos se nos aparece de vez en cuando el ángel (algunos necesitan legión) que ara mientas nosotros holgamos. Y eso me ha sucedido a mí hoy. Os presento al ángel: Francisco J. Laporta, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. Y a continuación transcribo, sin faltar una coma, su "tribuna" publicada hoy, tres de noviembre de 2005, en el diario El País:

EL DESATINO

"Hace poco se cumplieron cien años del nacimiento de José Antonio Primo de Rivera. Afortunadamente pasó desapercibido. Él fue quien afirmó aquello de que España era una "unidad de destino en lo universal", alarde verbal vacío pero muy propio del estilo nacionalista. Educado en la resaca de los agravios militares tras el ridículo papelón que se hizo en el 98, vio a su padre dar un golpe de Estado alegando que España estaba amenazada con un fin "trágico y deshonroso". El año que viene se conmemorará el centenario de la primera aparición en la escena política del Partido Nacionalista Vasco, en cuyo manifiesto se suponía que la nación vasca estaba también amenazada por peligros sin cuento: la desaparición de la raza, la lengua y la tradición. Y tampoco faltará quien se acuerde dentro de poco de los correspondientes cien años de la publicación del libro de Prat de la Riva "La nacionalitat catalana", que reivindica con fervor para Cataluña una personalidad política perdida y la recuperación del "sentimiento jurídico original". ¡Vaya un siglo que nos han dado entre todos!

Por supuesto, el más largo y de peor calaña ha sido el nacionalismo español. Logra encaramarse violentamente al poder en una guerra civil muy cruenta e impone a todos los demás su ideario nacional excluyente con la bendición de una iglesia que se llama católica (es decir, universal) pero no duda en comportarse bélicamente como "nacional" (es decir, localista). Fue entonces cuando tomó cuerpo la primera formulación del desatino: la fabulación de una entidad moral colectiva de origen histórico que se presenta como la clave de nuestra identidad como personas y como titular de un derecho natural a la soberanía política. Eso es el nacionalismo, todo nacionalismo, sin excepción. Esa identidad era una idea de España confeccionada con retales de la historia, manipulaciones de la religión y adoctrinamiento social. Una invención, sí, pero una invención que obró durante décadas como principio de organización política y seña de identidad ciudadana. Quienes no se plegaban a ella no eran españoles, y si no eran españoles carecían de valor con personas. Podían ser ignorados y, en su caso, sacrificados en el altar de la gran entelequia nacional. Ya se sabe, la superioridad moral de la nación como entidad colectiva vacía de contenido nuestra peripecia moral individual y tiende a ignorar nuestros derechos. Se puede matar y se debe morir por ella. Todo por la patria.

Haciendo un uso militar de e4sas convicciones, el régimen del general Franco aplastó toda diversidad cultural y violentó derechos individuales. Y sucedió lo previsible. Perseguida la lengua vernácula y estigmatizadas las provincias vascas, las antiguas jeremiadas de don Sabino Arana sobre la desaparición de su patria cobraron verosimilitud. Todo nacionalismo en estado de latencia fermenta cuando percibe una amenaza, real o supuesta. Con su tosca obcecación, el franquismo operó de condición suficiente para que se reactivaran emocionalmente los resortes del nacionalismo vasco. A finales de la dictadura, el sentimiento nacional contrario a España estaba en el País Vasco más extendido de lo que nunca lo había estado. Y a su lado surgió, naturalmente, la violencia, que ahora, además, podía presentarse con la aureola de movimiento de resistencia o liberación nacional. Es así como Franco mismo se erige estúpidamente en factor de revitalización del nacionalismo vasco y en fundador honorario de la organización terrorista ETA. La paranoia del separatismo acaba siempre por ser el gran factor separador.

En este enrarecido caldo de cultivo la Constitución española fue vista en Euskadi con desconfianza, como una forastera más. El oxígeno que la dictadura proporcionó a la vieja versión vasca del nacionalismo logró que la devolución constitucional de las libertades individuales y el Estado de Derecho fuera menospreciada con el argumento peregrino de que los derechos de su nación eran "anteriores" a la Constitución. En virtud de un ejercicio de presdigitación política y jurídica, se aceptó el Estatuto de Guernica, no porque derivara de ella, sino porque era un paso más hacia el reconocimiento pleno de aquellos antiguos derechos. Incluso en un contexto de libertades y derechos, podemos sin embargo reconocer de nuevo todos los ingredientes del desatino: entidad moral histórica, identidad personal mediada por la nación, violencia, euskaldunización y derecho natural a gobernarse. Ante la estupefacción de muchos, el País Vasco se transformó así en una anomalía dentro de una "politeya" democrática muy abierta y profundamente orientada a la devolución de competencias y el reconocimiento de la pluralidad cultural e histórica. La anomalía provenía, naturalmente, del delirio nacionalista.

Y por si ello fuera poco hemos tenido que pasar una breve temporada con el Partido Popular en mayoría absoluta. En pocos años ha logrado lo que parecía imposible: encontrar en los entresijos de la Constitución los rasgos españolistas y dogmáticos que, esgrimidos con exageración y agresividad, han acabado por hacerla odiosa para muchos. Para lo que aquí interesa, el artículo 2 (nación, unidad, patria...) ha sido inflado hasta la hipertrofia. Y menos mal que no han ganado las elecciones, porque no hay que excluir que hubieran terminado por liarse a mandobles con el artículo 155 (cumplimiento autonómico forzoso de obligaciones constitucionales, ¡qué disparate!). El aznarismo puede así ser descrito, por lo que a esto respecta, como la versión constitucional del desatino franquista. Los viejos efluvios de aquella Alianza Popular que mantuvo las esencias en la transición han acabado por predominar en el discurso público del partido de Aznar. Volvía el españolismo, la bandera más grande, el manoseo político de la religión y el cerrojazo autonómico. Y con ello, naturalmente, los demás actores de la trama nacionalista volvían a percibir la latente amenaza.


Quizás también por eso, y tras una larga trayectoria de tolerancia, cultura y libertad en Cataluña, aparece inopinadamente el proyecto de Estatut. Lo digo con dolor y cansancio: es la versión catalana del mismo desatino. De nuevo nos sale al paso un ser colectivo de origen histórico con un derecho natural a la soberanía. Una entidad tan sustancial y viviente como para poder predicar de ella acciones humanas: "afirma" cosas, "considera" situaciones, "expresa su voluntad de ser" y "convive fraternalmente"con otros. Es de nuevo un ente nacional que puede saltar sobre el ordenamiento jurídico vigente para ir a buscar en los llamados derechos históricos su derecho natural a gobernarse. Otra vez la sustanciación de lo colectivo, otra vez los manejos de la historia, otra vez la imposición de la lengua. Y por lo que a su elaboración respecta, una redacción normativa prolija, con humos de documento constitucional, a veces disparatada, con esa minuciosidad obsesiva de quien siente una amenaza incierta y quiere asegurarlo todo, pensada más para decir a los demás lo que no pueden hacer que para decirse a sí misma lo que pretende, imposible muchas veces de aplicar por su detallismo, llena de redundancias, y tantas otras cosas. Lo de menos es que choque frontalmente con algunos preceptos constitucionales. Eso se puede arreglar. Lo más preocupante en que violenta la lógica interna de la Constitución y segrega jugo identitario por todos sus poros. Si llega a entrar en vigor algún día hará sufrir a muchos,catalanes y no catalanes. De momento ha provocado ya el toque de rebato del aznarismo, la apelación a las vísceras de la españolidad y la indecencia moral en los medios de comunicación del Episcopado.

El día mismo del desastre del 98 estaba don Miguel de Unamuno medio aislado en una dehesa del campo charro. Sorprendido porque los campesinos "trillaban en paz su centeno, ignorantes de cuanto a la guerra se refiere", escribía a Ganivet: "Estoy seguro de que eran en toda España muchísimos más los que trabajaban en silencio, preocupados tan sólo con el pan de cada día, que los inquietos por los públicos sucesos". Me parece que ahora pasa igual. Somos muchos más los que trabajamos cotidianamente sin la mente obsesionada por ninguna bandera, ningún estatuto ni ningún ente histórico de razón, sin intención de castellanizar, euskaldunizar o catalanizar a nadie, sin untar la política de religión ni la religión de política, respetando tranquilamente las costumbres, la cultura y las lenguas de los demás, relacionándonos con ellos con fluidez enla amistad, la familia, la ciencia, la fiesta y la actividad económica, reconociéndonos en nuestros derechos y reconociendo los suyos. Sin discriminar ni ser discriminados. Muchos más. Y, sin embargo, aquí estamos hoy entrampados entre un partido españolista, montaraz y beato, y la última edición del desatino. ¿Sería mucho pedir a todos esos monomaníacos de las patrias que nos dejaran trillar en paz?"

Solamente me resta añadir ¡amén!

Y para todos un abrazo solidario y un brindis por la paz y la prosperidad en cualquiera y todos de los excelentes vinos que a lo largo de mi vida me han dado a probar en cualquier lugar donde me haya parado a mitigar la sed o acallar la hambruna, bueno, digamos el apetito.

4:59 p. m.  
Blogger Roberto Iza Valdés said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

10:19 p. m.  
Blogger indah said...

Cachis en los mengues, a mí no se me ha aparecido el ángel, y lo esperaba ¡vaya que sí!, cuando estaba a punto de terminar de leer el artículo del tuyo: el que nos has presentado; quizá por eso me pregunto si no es hora ya de dejar sobre la mesa de los historiadores lo ocurrido en la primera mitad del siglo pasado (¡Dios mío: en la primera mitad del siglo pasado, se dice pronto!), es tan absurdo, como si alguien decidiera, a estas alturas, ponerse a dar vueltas y vueltas y vueltas a la sopa -y a las moscas que flotaban en ella, muertas unas, a punto de palmarla otras- del plato colocado delante de Josefina, en tanto José Bonaparte soportaba, sin demasiado entusiasmo por ser rey, no solo los desplantes de su hermano, sino a Carlos IV y su esposa Maria Luisa, al hijo de ambos Fernando VII, a Godoy, y a parte de la nobleza española; y la defensa de los españoles contra la invasión francesa. O a estar continuamente recordando que si Villeneuve no hubiera sino un inútil y hubiera tenido la mitad del valor, preparación y conocimientos de marinos españoles como Cosme Damián Churruca, Alcalá Galiano o Escaño, a quienes no les quedó más remedio que someterse a las dudas de Villeneuve y la poca pericia naval del Napoleón, y que si el comandante de la flota hubiera hecho caso a los marinos españoles y continuado con sus barcos anclados en la bahía de Cádiz, y si, ya que no lo hizo, al menos no hubiera dado ordenes de virar (huir), sin pensar en que haciéndolo sólo conseguiría que muchos de los barcos españoles se encontrasen entre el fuego de los ingleses y el de otros barcos españoles, Trafalgar hubiera tenido un final completamente distinto y finalmente, más de 7.000 vidas no hubieran sido arrastradas al océano y condenadas al silencio de las profundidades. Aquellos grandes marinos y aquellos grandes marineros (pobres) eran mi gente, sí. Quizá también ellos eran nacionalistas españoles de la peor calaña, pero yo nunca los llamaría así porque me parece una falta de respeto.

Que yo escribiera una -o ésta que estoy escribiendo- pócima, mezclando cosas con intención de llegar al fin que me conviniese no tendría demasiada importancia: soy estudiante no catedratico. Debería haber una máxima que dijera algo así: “mire el maestro (bellísima palabra) su rango de influencia y cuídese de no llevar el caos y la confusión a la mente de sus parvulitos-universitarios. Sea escrupulosamente aséptico. Guarde sus opiniones personales para sí mismo y cerradas bajo siete llaves en lo profundo de su corazón, de tal suerte, que pueda darle a ellos las herramientas necesarias para que nunca necesiten que otra persona les tenga que enseñar a pensar por sí mismos.”

Soy abstemia. Aún así, brindo con gusto por la paz y la prosperidad de todos. Incluso mojo mis labios con un poquitillo de cava o de rioja o de ribera de Duero o de Toro o de Cariñena o de fino o de albariño o de chacolí o de sidrina, o de peleón ¿no te importa que deje el resto en la copa verdad? :))

Gracias por copiarlo. Acertado título: El desatino.

7:08 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Claro, resulta que yo nací en la primera mitad del siglo pasado, y en mi vida hubo, como por todas partes, meses buenos y malos, y alguno desastroso, pero no renuncio a ninguno ni quisiera reescribir mi vida, ha sido como fue, y me gusta pensar que casi todas las horas de la misma me han enseñado algo, aunque, también como todos, voy a morirme conociendo sólo un uno por ciento (como mucho) de lo que me gustaría saber. Y fíjate que he tenido buenos maestros (efectivamente, bella palabra), unos antiguos, hace cuatro, tres, dos mil años, tal vez, a partir de ahí ya todos son modernos, unos como historia, otros porque realmente enseñan. Me tiene sin cuidado la existencia o no de dios alguno, pero adoro las pautas de comportamiento que cuatro evangelistas nos legaron; no me importa si el personaje del que hablan es o no hijo de un dios, pero me cautiva la doctrina que me explican y, en verdad, y, además, por desgracia, esas enseñanzas no tienen nada que ver con los diecisiete o dieciocho siglos de iglesia poderosa, de iglesia lejana, de iglesia mentirosa. Pero debo explicarme mejor porque no estoy intentando impartir lección alguna, al igual que Francisco J. Laporta en su tribuna, solamente, al igual que él, transmito mi opinión y busco que los demás me transmitan la suya, pero no debo renunciar a retazos de mi historia ni de la de los demás, que tanto enseña, ésa, la historia, si que es buena maestra, pero cuidado, que no es única, ni una, ni siempre cierta, pero, aún es estos casos, algo enseña. Efectivamente, y como tú bellamente dices, el maestro debe tener muy presente quienes son sus alumnos y cual es su asignatura, no cabe duda, pero una tribuna periodística es un escaparate de las opiniones de quien la escribe, ni más ni menos. Y cualquiera puede compartir una opinión o disentir, por supuesto, y eso es bueno y así debe ser, y poder replicar y argumentar, pero claro, si he de renunciar a las enseñanzas que recibí antes de 1960 me quedo sin regla de tres, sin la prueba del nueve y hasta sin El filósofo autodidacto (Abentofail), y no quiero quedarme en cueros. En aquellos años yo ya existía y tampoco fueron tan malos.

En realidad, yo también soy abstemio. Pero si hace falta, y entre semejantes, o para compartir ese momento irrepetible que a veces surge, o, simplemente, porque alguien me lo pide, también me puedo mojar los labios o levantar la copa llena de agua como expresión de mis mejores deseos.

Abrazos.

5:32 p. m.  
Blogger indah said...

Lo siento, he estado malita, y aún no he podido leer de la forma que merece, tu respuesta. Lo haré. Pero no sé si puedo responder de mí, quizá porque estoy debilucha, demacrada y ¡puag! :)) y en estos momentos (en los que las defensas están bajitas) me parece un esfuerzo sin mucho sentido. He comprobado (y creo que me alegra mucho, pues así podré corregir el rumbo) que puedo ser yo quien se equivoque. Que soy yo quien ve blanco lo que muchos otros ven negro, y negro lo que otros muchos ven blanco.

Quizá ellos deberían pensar igual que yo: sólo hay una Verdad Absoluta, pero es tan difícil, que no tengo mucha esperanza, la verdad.

Gracias por tus palabras. Por cierto: las mujeres de Somalia están felices (las que las tienen) de lucir sus arrugas. A ellas les cuesta mucho trabajo llegar a tenerlas. Aquí se paga una fortuna porque alguien te anestesie y te estiraje la piel. En fin, disculpas. Creo que tengo otra vez fiebre y desvarío.

8:20 p. m.  
Blogger Roberto Iza Valdés said...

¡Próspero año nuevo!

10:18 p. m.  

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